Esta vez te veías como hace mucho
por años te habías
ocultado de ti
pero esta vez, no había
forma de negarte
estabas ahí cual
eres
amorfo, deforme, anhelante
te veías en tu
verdadero color
(translucido grisáceo)
tan insignificante
e intrascendente.
Todo había vuelto
a ti de golpe
la soledad a la
que habías rehuido llegaba intempestivamente
dejando pasar a tu
mundo aquello que habías olvidado
que esperanzadoramente
creías haber sepultado atrás
después de ese
gran golpe quizá no podrías levantarte.
La esperanza
comenzaba a abandonarte
volvías a ser tú
toda tu esencia volvía
a ti
recordabas lo que
se sentía ser tú
volvías a vivirlo
llevabas anhelándolo
meses.
Ahora te dabas cuenta que habías olvidado el dolor
que estaba
regresando y esta vez o podrías huir de nuevo
la soledad
regresaba con esa sutil y deliciosa forma de torturarte
tendrías que
disfrutarla de nuevo
convivir con ella
decir adiós a
muchas cosas vánales
al fin eras tú de
nuevo
la luz se había
ido.
De nuevo el camino
en penumbras
con sombras
que se hacían más
grandes
porque si, todo lo
demás también estaba ahí
más fantasmas,
nuevos demonios
listos a no dar
tregua
a velar tú sueño y
mortificar tu insomnio
seguirte como
sombra en los días
y alejar la luz
ahora parecías no
estar listo
pero ya no había
marcha a tras.