sábado, 13 de noviembre de 2010

En un obscuro lugar habita, se alimenta, mueve, pasa el tiempo.
En un lugar obscuro que invita a no pensar, a no ser, a dejar pasar.
Donde los planes se piensan, pero no intentan, se mantienen replantean, debaten pero nunca llegan.
Y las promesas que en arena se convierten mientras amortiguan tu caída en la obscuridad.

Con el dolor que te causa lo que no se ve por que no existe y lo que existe pero sigue sin verse.
Que te apaga en el frió, te ata y permaneces.
En sueños, que muestran lo que estas olvidando.
La necesidad de negar lo que careces.
La melancolía que poco recuerda, que pausa y ya no duele.

En una pasividad, que aletarga, paraliza y asesina.
que crea realidades alternas y poco probables
que permite las ilusiones de la luz
y aplaza lo inevitable
Mientras olvidas la obscuridad y recuerdas la música
La oscuridad en la que habita, que es un eco que dejo de ser hace siglos
que permite regresar a los demonios y recordar.
Espera como siempre, como toda la vida en la pasividad de obscuridad
encerrado sin saberlo
sin creerlo
sin quererlo ver.

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